3/4/11

Mi vida de ayer y la de hoy

Las palabras, los gestos, las miradas... Tanto las quiero como a la vez les tengo respeto.

Fue de lo más normal cuando se debería ver extraño. Nada había cambiado a pesar de que el tiempo nos hubiera hecho distanciar.
Me comporté como sentía que debía hacerlo, y me lo agradeciste. Es como si hubiera vuelto a los días de verano, a las noches ansiadas, a las charlas en voz baja y a las tonterías en la cama.

Que no quepo en mi del último gesto.

De los que quedan por venir...

Y de los que no quiero que nunca terminen.

1 comentario:

Desilusionista dijo...

Eso es. Que no entiendo el pánico reinante por ahí fuera al paso del tiempo, como si no nos hiciese falta para cosas como estas...

Un beso ;)